por Sébastien Proust
Una conocida empresa de streaming de videos suele tener en su lista de películas más vistas a éxitos internacionales, muchas veces en inglés. Sin embargo, en este mes de junio 2021, una película trilingüe -maya, español e inglés- aparece como la más vista en México. Su nombre: Selva Trágica. Fue grabada en la Selva Maya al sur de Quintana Roo en México, y trata sobre un grupo de chicleros y su encuentro con una fugitiva del país vecino, Belice.
Demostración de extracción de chicle por Don Severo de Chunhuhub, Quintana Roo.
En esta película, sobresale además del desempeño de las y los actores; la biodiversidad. Mono saraguato, cocodrilo, jaguar, insectos, lianas y la majestuosa y difícilmente penetrable selva. El sonido incesante de los insectos constituye la banda original de la película, además del sonido del machete sobre la corteza de los árboles.
Al disfrutarla, el espectador podría preguntarse si aún existen comunidades que dependen de la selva y del río hoy día (la película nos lleva al principio del siglo XX). La buena noticia es que sí. A pesar de otras tragedias como son la deforestación o la contaminación de los ríos, la biodiversidad resiste y las comunidades que conviven con ella también.
Empecemos con el Río Hondo, el protagonista de las primeras escenas. Algunos dicen que no es un río, sino una falla geológica. En todo caso, sigue separando a dos países, Belice y México, pero es también un puente para la biodiversidad. Tortugas, mojarras nativas, peces migratorios, manglar son algunos habitantes del río. Alguna amenaza reciente en el Río Hondo ha sido la liberación de especies invasoras. Sobresale el pez diablo, el cual puede ser considerado como una nueva tragedia. Este apacible pez, que debería estar limpiando peceras, ha sido liberado en el río. En el proyecto coordinado por Amigos de Sian Ka´an A.C. y financiado por el PPD en la zona de El Manantial y La Unión, monitores comunitarios tienden redes para atrapar peces diablo, estudiar el tamaño de la invasión y retirar los ejemplares más grandes. Con ello, preservan el hábitat de especies nativas, y por lo tanto la cadena trófica que permite al cocodrilo vivir en el rio. “El pez diablo sale en la noche, y desplaza a otras especies” nos comenta Rosa Loreto, coordinadora del proyecto, en una noche de recolección de peces.
Monitores comunitarios del Río Hondo, Julio López, Fernando Parrilla y Rosa Loreto, coordinadora del proyecto.
El chicle es otro de los protagonistas. En la película se admira la destreza de los chicleros, casi tan ágiles como los saraguatos de las copas de los árboles. Aprovechan el látex, sin matar a los árboles. Si bien el auge de la actividad fue durante la segunda guerra mundial, tuvo un declive fuerte al ser reemplazado este oro blanco por … petróleo. En la actualidad, los consumidores que buscan una alternativa saludable y orgánica vuelven a demandar este producto, el cual presenta la ventaja de ser biodegradable. El PPD colabora en la actualidad con la Sociedad de Productores Forestales Ejidales de Quintana Roo S.C. para diversificar las actividades de los ejidos. Para ello, se apoyan entre ejidos para obtener los permisos para aprovechar legalmente el chicle, pero también palmas como las que se aprecian en la película en las frágiles palapas, o loas que cubren los hoteles de Cancún. Renato, del ejido Los Divorciados, nos muestra orgulloso un árbol de chicle, el cual aún tiene marcas de aprovechamiento. Nos comparte que él y sus compañeros fueron chicleros de jóvenes, pero tuvieron que dejar su comunidad después de la caída de la actividad. Hoy, esperan que el nuevo permiso les permita retomar la actividad. Las “puyas”, puntas de acero que se amaran en las botas para trepar al gigante árbol, aún están guardadas en los armarios, pero están listas para ser usadas. Con ello, el ejido Los Divorciados, al igual que muchos otros en Quintana Roo, preserva mediante manejo sustentable 5,087 hectáreas de esta hermosa selva.
Quizás al ver esta película, muchas familias decidan emprender un viaje, atraídos por la selva y el río. Para hacerlo, pueden escoger una opción que permite beneficiar directamente a las comunidades locales, muchas de ellas Mayas. Para conocer el chicle, un lugar idóneo es Kíichpam K´áax en Quintana Roo. Ofrece una experiencia de turismo rural que incluye la milpa y el chicle, además de una cocina local maravillosa. Para adentrarse en la selva, abundan las opciones, como San Agustín en la región del Puuc en Yucatán o campamento Yaax Che en Calakmul, Campeche. Y si se quiere conocer más sobre la Xtabay, elemento clave de la película, una visita a Felipe Carrillo Puerto con Xyaat es una buena opción, con pernocta en la selva en Siijil Noh Ha o Balam Nah. En el PPD, apoyamos de forma decidida a estas iniciativas para promover este otro turismo, que permite preservar la selva maya y generar beneficios directamente hacia las comunidades locales.
En la Península de Yucatán, numerosas personas preservan esta selva. Con el apoyo, donaciones, consumo o con su visita, usted también puede contribuir a mantener este ecosistema. El jaguar, el cocodrilo, los saraguatos, y cada uno de los millones de árboles que la conforman se lo agradecerán.
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