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La tierra sana, bebe a sorbos el agua, la tierra degradada, no​

Actualizado: 26 may 2022

por Sébastien Proust


Existe en maya, una palabra excepcional -xúuch- que significa “beber a sorbos”, según el diccionario de la Universidad de Quintana Roo. El xúuch es una falla en la capa de piedra caliza que cubre gran parte de la Península de Yucatán. Son bien conocidos por las campesinas y los campesinos de la zona como lugares de encuentro de fauna, donde crecen ciertas palmas, pero sobre todo, al llegar las lluvias torrenciales de mayo a octubre, sirven para drenar el exceso de agua.



“Blop”, es el sonido que caracteriza el funcionamiento del xúuch. Ello nos lo compartió Don Faustino Pacheco, apicultor de la comunidad de San Felipe Segundo en José María Morelos, Quintana Roo. Este mes de junio, muchos campesinos como él se han fijado en este proceso. Las lluvias causadas por la tormenta tropical “Cristóbal” causaron estragos en su zona de trabajo. Perdió 50 colmenas, a pesar de haber aumentado la altura de las cajas, el agua subió más de un metro y la corriente se las llevó. Pero el xúuch hizo su trabajo, y a los 3 días el agua desapareció, y las plantas, los árboles y los insectos sufrieron impactos mínimos. “Las abejas sí sufrieron un impacto grande” comenta Daniel Ciau, técnico comunitario de la cooperativa U Lool Ché. “Pero se van a reponer, con divisiones núcleo, trampas y reubicando el apiario en un lugar más alto.” La cooperativa tiene un sistema interno de préstamo de miel: para alimentar las colmenas afectadas, los socios pueden pedir prestada miel orgánica para que con ello la colmena se pueda fortalecer, y después al cosechar, regresar la misma cantidad.​



A unos cuantos kilómetros, nos comparte su visión Miguel Kante, del ejido Puerto Arturo. El también quedó sorprendido por el nivel de precipitación. Subió el agua hasta 50 cm en todas las casas. Los mecanizados, tierras compactadas donde se practica la agricultura a mayor escala, aún están bajo el agua. Pero en Puerto Arturo, también cuidan el xúuch, y en poco tiempo el agua bajo a través de él. Miguel nos comparte que ahora van a sembrar maíz nativo en las tierras del ejido. Junto con la REPSERAM, unión de 36 ejidos, cuidan y reproducen semillas locales, muy adaptada a sus suelos. En la comunidad, lo ven como una medida para reponerse pronto de las consecuencias de la crisis del COVID-19 y de la tormenta tropical. Las semillas nativas, como medida de resiliencia.​




Ambas comunidades son fronterizas de Campeche y Yucatán. Cruzando la frontera por los caminos aún inundados, otro paisaje aparece en la zona de Hopelchén, Campeche. En una zona de agricultura industrializada, el agua no se ha ido. Para acceder a una comunidad afectada, como San Juan Bautista Sacabchén, se tiene que ir en lancha. Con solidaridad, Israel Molas, pescador y guía de ecoturismo de Isla Arena trajo una lancha para ayudar a llevar despensas y productos de primera necesidad. Navega despacio en este mar de color café. Mide de vez en cuando la profundidad: “2 brazas, 2.5 brazas”. Acelera para llegar más rápido hacia la comunidad afectada, al entender que navegan en un lago de 3 o 4 m de profundidad. Carlos Rivero Uicab, quien promueve la agroecología en su parcela demostrativa, nos comparte que en esta zona también hay xúuch. Sin embargo, en algunas zonas, la tierra está tan compactada, o bien se han tapado, y eso hace que el agua ya no fluya. Gran parte del agua de Hopelchén fluye a través de “ríos” hacia ésta enorme laguna café. En vez de bajar, el nivel parece subir. Los compañeros no se quieren acercar mucho al agua, porque podría destaparse un xúuch y eso conllevaría una corriente intensa que puede ahogar a uno.​



Poco se sabe sobre los misteriosos xúuch de la Península de Yucatán. El conocimiento campesino tradicional y biocultural conlleva su cuidado y protección. Las técnicas agrícolas industriales implantadas hacen poco tempo no consideran estos flujos de agua, y eso conlleva que la tormenta tropical Cristóbal haya tenido impactos mucho mayores, según comentan los mismos campesinos. El 17 de junio es un reconocido por la ONU como el Día mundial para combatir la desertificación y la sequía y se ilustra muchas veces por un suelo cuarteado. En este mes de junio, se representa con miles de hectáreas inundadas, por suelos que perdieron la capacidad de drenajes, selvas que al desaparecer ya no pueden regular la infiltración. Podemos ilustrarla también con esta imagen surreal de una lancha, que navega con el ronroneo suave del motor, en un mar que era selva con pequeñas aperturas. En estas aperturas, deberían de haber milpas agrodiversas, apiarios, y por supuesto en la esquina, el misterioso xúuch, esperando cumplir su función.​

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